
Ante los problemas de conducta hay que intervenir en el aprendizaje de las competencias sociales y la educación emocional. Las Competencias sociales son aquellas aptitudes necesarias para tener un comportamiento adecuado y positivo que permita afrontar eficazmente los retos de la vida diaria. Son comportamientos o tipos de pensamientos que llevan a resolver una situación de una manera efectiva, es decir, aceptable para el propio sujeto y para el contexto social en el que está. Entendidas de esta manera, las competencias sociales, pueden considerarse como vías o rutas hacia los objetivos del individuo. El término habilidad o competencia nos indica que no se trata de un rasgo de personalidad, de algo más o menos innato, sino más bien de un conjunto de comportamientos adquiridos y aprendidos. Esto haría que las relaciones interpersonales fueran mejores y no tuviera que haber tantas personal para la mediación.
La educación emocional, por su parte, ayuda a la capacidad de controlar y regular los sentimientos de uno mismo y de los demás y utilizarlos como guía de pensamiento y de acción; esta capacidad está en la base de las experiencias de solución de los problemas significativos para el individuo. Tiene por finalidad aumentar el bienestar personal y social.
La educación emocional tiene que formar parte del currículum. Tiene que integrarse en la tarea diaria del maestro. Acostumbrarse a preguntar: cómo te sientes, cómo crees que se siente el otro, cómo te sentirías en su lugar, por qué crees que has hecho esto, qué habrías podido hacer en lugar de esto... puede ayudar a entender las motivaciones que están en la base de los conflictos y empezar a resolverlos.
La educación emocional, por su parte, ayuda a la capacidad de controlar y regular los sentimientos de uno mismo y de los demás y utilizarlos como guía de pensamiento y de acción; esta capacidad está en la base de las experiencias de solución de los problemas significativos para el individuo. Tiene por finalidad aumentar el bienestar personal y social.
La educación emocional tiene que formar parte del currículum. Tiene que integrarse en la tarea diaria del maestro. Acostumbrarse a preguntar: cómo te sientes, cómo crees que se siente el otro, cómo te sentirías en su lugar, por qué crees que has hecho esto, qué habrías podido hacer en lugar de esto... puede ayudar a entender las motivaciones que están en la base de los conflictos y empezar a resolverlos.
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