En relación con los problemas de conducta en el contexto escolar, se constata una multicausalidad. Aspectos tales como el perfil específico de algunos alumnos, la dinámica del grupo-clase, la organización del centro, el perfil del profesorado, la metodología utilizada, el currículum o el sexo del alumnado son aspectos que influyen directamente tanto en el carácter de las normas que rigen el centro docente, como en la manera en que éstas son aplicadas. La finalidad pretendida de las UEC (Unidad de escolaridad compartida) es preservar al grupo de las influencias negativas que el alumno excluido pueda generar, así como para evitar el entorpecimiento del ritmo docente que estos alumnos provocan habitualmente.
Son centros en los que se expresa una cultura que sostendría que la tipología de alumnado de riesgo, y principalmente los que presentan problemas conductuales, deben ser atendidos por instituciones y profesionales especializados al respecto.
Son centros en los que se expresa una cultura que sostendría que la tipología de alumnado de riesgo, y principalmente los que presentan problemas conductuales, deben ser atendidos por instituciones y profesionales especializados al respecto.
Estos alumnos podrán ser mejor atendidos en función de sus necesidades. Normalmente, en estos casos se pone en funcionamiento un itinerario que pasa inicialmente por la implicación directa de profesionales especializados en la atención a la diversidad. El alumno es derivado al profesorado del centro especializado ya sea en Pedagogía Terapéutica o Psicopedagogia para una posterior implicación del Equipo de Asesoramiento Psicopedagógico (EAP), en ocasiones de los Servicios Sociales o de otros recursos externos como los Centros de Salud Mental Infantil y Juvenil (CSMIJ).
Normalmente este tipo de alumno acaba compartiendo su escolarización entre su grupo clase y la intervención individual o individualizada de los profesionales encargados de la atención a la diversidad. En otros casos, es totalmente segregado de su grupo clase y derivado a una Unidad de Adaptación Curricular (UAC) y, en el peor de los casos, excluido del centro al enviarlo a una Unidad de Escolarización Compartida.
En estos momentos, la mejor respuesta educativa para facilitar al máximo las oportunidades de desarrollo y aprendizaje de todo el alumnado, pasa por el tratamiento inclusivo. Dar un talante inclusivo al currículum implica preocuparse por analizar las necesidades y las habilidades del alumnado, ofreciendo diferentes metodologías que se adecuen a las particularidades de cada uno. Una cultura docente inclusiva se preocupa por las interacciones personales dentro y fuera del aula. Un centro inclusivo propicia una estructura organizativa flexible y tiene en cuenta el contexto escolar y social. En definitiva, la inclusión se fundamenta en la oferta de oportunidades de aprendizaje para todos, a partir de la aplicación de las mismas normas de convivencia.
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